Vuelta

Un cuento, déjame que te cuente un cuento.
Un cuento de gigantes y de invierno.
Como un piano pasaba el puente, como un piano,
con su cola de cristal y frágil de lirio blanco.
Mi pecho cantaba como las giraldas una a una
y se podía ver
desde el cielo de las habitaciones
todos los susurros
que se colaban por las rendijas
de las ventanas encajadas.

Ahí venía, decían los ninios con cuidado,
ahí venía como el frío para el invierno.
Los geranios giraban el cuello por los balcones,
un barco enorme cruzaba el cielo
de su sombra colgaban piropos que no se dicen
y flores de invernadero.
Se fueron durmiendo las ganas del árbol,
el bisturí de un vuelo que secciona una arteria,
un suspiro que casi,
el eco del puente si fuera piano
y mi marioneta
moviendo los hombros si fueran alas
al caer de los parques.

Ahora mueve un ala que se seque
de la escarcha de cristal como un lirio,
haremos candelas para los dedos
y un traje de cartón si fuera un piano.
Todas las tardes
sacaré a mi pequenio monstruo
que se me disuelve entre las ramas.
No llevaré luto
lo prometo
dijo antes de disolverse entre las ramas de un parque.
Y desapareció.

Mittwoch, 27. Oktober 2010

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