Deberíamos incendiarnos.


Me presento en tu casa por sorpresa, salto por la ventana, me dices por la espalda, “ya estabas tardando” - mierda, yo con la navaja de atracar en Domingo y tú con la copa medio llena; yo con la escopeta cargada y tú con un siete en los dados; yo levantándome y tú deseándome suerte para el próximo asalto.

Le tomas el pulso a la víctima como si hicieses el milagro. Efectivamente, sonríe como un cocodrilo y llora como los hipopótamos, salta como los alumnos de la última fila y malo, si te invita a bailar, algo crepita por ahí dentro y no es precisamente el corazón, “bocadillo de enfermera”, piensa el estómago; “galerías de arte”, piensa la cabeza; “masoquismo gratis” piensan los mordiscos de la espalda. Se me hace el pecho agua, se me empalma el corazón y me laten todos los trenes que están a punto de llegar, y arriba, más arriba que las azoteas, el techo del cielo (será cabrón) no pierde puntada.

Yo lo que quiero es agarrarte del cuello y cantarte las cuarenta. No soltarte la cintura para que luego digan. Darte una paliza con carinio y regalarte un teléfono de plástico. “Llámame cuando llueva”, decía la nota de debajo, tú pensabas que no funcionaba y es que no lo habías enchufado.
Debería atarte al bolsillo de la solapa para que no te pierdas la próxima. Debería barajar Septiembre con Marzo y Verano con mi alféizar. Deberías no hacerme caso y abofetearme la otra mejilla. Deberías esconderte debajo de la cama porque como te coja verás. Deberíamos colisionar como dos trenes por la misma vía. Deberíamos arder y compartir candela. Aquí llevas un mechero, lo demás lo ponemos a medias. No?.

Y me importa poco si a tí tampoco te importa, salta a esta vía o dime dónde anda la tuya, “si me encuentras, habrá premio. Si no, estoy detrás de la cortina”, hagámonos piratas, robaremos los tesoros más grandes y después incendiaremos el barco. Y después incendiaremos el puerto. Y después... y después... 

… qué barbaridad.

Donnerstag, 31. Mai 2012

El gilipollas de tu novio.


Que te conviene a tí ese payo
vas a decirme, gitana?,
con sus gafas y el pelito,
y esa cara de rana?.

No me digas que te encanta
la planta que lleva er tío,
ese nota es un fantasma
Y siempre va descolorío,

A tí, lo que te conviene,
es un hombre por derecho,
con sus libros, sus poesías,
y su pelito en el pecho.

Uno que a tí te arrime
a las orillas de la luna,
que te lave, que te planche,
y que te coja aceitunas.

Bonita y malahe te quedas,
y lo mismo eres una joya,
porque si tú eres mu güena,
tu novio es un gilipollas.

No me preguntes, gitana,
si te ha entrado ya el celo,
tú te llevas esta mierda,
que se la junte él en el pelo.

Dienstag, 15. Mai 2012

En mi sitio.


… Y me dice “Eres un gilipollas. Tú te crees que soy tu madre, para aguantarte las tonterías y las frustraciones tuyas?. Tú qué te has creído?”, sus ojos estaban redondos y movía las manos violentamente. “Para qué carajo me llamas? Para qué quedas conmigo si siempre haces igual?. SIEMPRE, y quién tiene que perdonarte siempre? Yo!, mira... te iba a decir que paso de tí, pero es que ni siquiera me lo planteo, imbécil, qué facilidad tienes para amargarme la vida, hostia”.

Yo pensaba que se calmaría. Guardé silencio y ni me moví. Intentaba mirar al suelo, no mover ni las cejas. Escuchar y punto. Ella mira a la ventana. Niega con la cabeza y sigue “tú te crees?, estoy tan tranquila en casa, con mis movidas, mis problemas y mi vida controlada, y otra vez me llamas, y otra vez me tocas los cojones, y otra vez lo revientas todo, y otra vez... me cago en lo más sagrado, es que tú no creces?, es que te vas a morir así de tonto?. Te crees que eres el único en el mundo? Que todos tenemos que servirte?, serás tonto! (arrojó el mechero encima de la mesa después de encenderse otro cigarrillo)... pfffff... no sé cómo te aguanto. Soy yo la que no me entiendo. No se puede ser buena con nadie. Pero cómo me queda moral para creer que has cambiado?, que te has vuelto... normal?. Siempre te superas”.

Intenté responder, claro, tímido y sumiso, “... sólo te hice caso...” y le faltó tiempo para rebotarme “... pero tú te crees que soy tu madre??, que te voy a limpiar las caquitas?, que te tienen que vestir?”. Me estaba mirando. Podía sentir sus ojos taladrándome la cabeza mientras yo miraba al suelo. Silencio. Se acercó a la ventana. “... Vete, anda. Vete a tu puta casa, que te aguante otra”. Me levanté. Procuré no hacer ruido y me fui.

Hay que ver lo que duele escuchar cuatro verdades. Llevaba la razón en todo. Qué pena no poder contestar. Yo quería no pensar, pero cómo se hace eso?. Sólo tenía ganas de meterme en la cama y no salir en un semestre. Y qué pena no poder escuchar eso más a menudo, así no se me olvidaría. A mí lo que me hace falta es una sargenta. Otros necesitan enfermeras, otros necesitan madres, profesoras o cocineras. Yo, una sargenta, que me quite las ganas de pensar que soy medianamente válido. Es lo que hay.

Mittwoch, 9. Mai 2012

Descongelando las tripas


… Y en el camino de vuelta tuve que parar en la cuneta. Una hora por lo menos dormí. Desperté y volví a casa sin entender nada, ni ganas de entender. Soy un buen amigo, un buen novio y un buen amante, qué más queréis?.

Esas cosas pasan de vez en cuando. Uno no es ni un Santo ni un Supermán. Pero a estas alturas de la película esas cosas ya las sabes.
En fin, que era fin de semana. Casi todos estaban en alguna playa. Jugando con los cacharritos de mayores. Tienen sus coches, sus vicios y sus crisis, cada uno lo soluciona a su manera, no era sí?. Me tuve que quedar por culpa del trabajo y cuando salí, me quedé mirando el reloj, puse la tele... y recibí la iluminación: O me quedaba ahí sentado, esperando pacientemente que las almorranas me comiesen como un calcetín que le das la vuelta, o cagarme en mi puta madre, ponerme el mundo por montera y que no se entere nadie adónde me voy. Y la idea de las almorranas no me convencía del todo.
El cansancio se me fue con la ducha. Ropita limpia, puniado de maría, tabaco, papel y adónde me voy?. Camino al coche pensaba que no tenía ganas de aguantar a gente. Trabajo con gente, con quién voy a irme en mi tiempo libre?. Una mierda para todos. Si todos huyen volando con sus alas de mayores, con sus novias de mayores y sus drogas de mayores, me toca elegir algo menos ambicioso. Me conformo con un ratito en el infierno, en vez de un fin de semana en el cielo. Por lo menos se te descongelan las tripas. Un puticlub. “Si nunca me he acostado con una puta, cómo es que me gustan tanto los puticlubs?” me preguntaba mientras cogía la chaqueta.
Yo pensaba en William Burroughs, en Bukowski y la en generación Beat completa, en Catulo y en Safo, por echarle la culpa a alguien, porque el que conducía era yo. “El Intemperie” es un puticlub cerca de La Carlota. Cien kilómetros voy a hacer para no follar? Pues claro. Lo mejor que se puede hacer.
Hora y pico después llego. Sabes qué tranquilidad da el saber que no te vas a encontrar a nadie que te conozca?. Un cubata no me lo quita nadie. Apenas me lo sirven, se me acercan tres jamelgas. “Mira, ha llegado un príncipe, cómo te llamas, guapo?”. Yo sólo le contesto a una y las otras dos se retiran. “Qué haces aquí, un chico como tú?” (me lo preguntan mucho últimamente).
Se pidió una copa de champán y me pareció genial. Me coge la mano, la gira, me acaricia la palma,
“Tienes unas manos muy suaves. No tienes callos”
“... no”
“De qué trabajas?”
“... escritor. Soy escritor”
“Y de qué escribes?”
“Pues... las cosas que le pasan a la gente. No sé, de todo.”
“Y voy a salir en tu próximo libro?”
“Claro, por eso estoy aquí. Con qué nombre quieres salir? Qué nombre te gusta más?”
“... Lucía”
“Pues saldrás como Lucía. Cuéntame, qué se puede contar que no se sepa de las noches como ésta?”
Siguiendome el cuento, me enteré de la rivalidad entre las rusas, las rumanas, las kenianas... Ahora la distinción no es de razas, es entre países (me pedí otro ron). Para trabajar allí tienen que pagar el “derecho de pernocta”. Sesenta euros al día por dormir y comer (se pidió otra copa). Las perversiones de los clientes no tienen fin. Seguro que se inventó algo. Pero consiguió lo que quería: ponerme morcillón. “Si quieres, subimos y nos ponemos cómodos, no?” - “Sinceramente, yo lo que quiero es fumarme un porro. Tú fumas?” - “Cuando trabajo, mejor no” (esas respuestas las da un fontanero. En su boca, sonaba casi a chiste)- “Y no podemos salir un momento a fumarnos uno?” - “Guapo... vamos arriba y te fumas lo que quieras”. Y allá que subimos.
“... Los espanioles prefieren a las extranjeras...” yo me liaba uno bien cargado y me senté cerca de la ventana. Lucía ya sabía que no quería follar, si me quité la ropa fue para que no me oliese a perfume de puta, no estaba mal ese juego del ser escritor y preguntar, aunque ella también estuviese desnuda en la cama. Y vaya si lo cargué. No sé si sería la situación, el humo o todo junto, pero lo que disparó las sensaciones fue la escena de ella acercándose, poniéndose de rodillas y decir sin tapujos “Tú fuma tranquilo, que yo te la chupo”.
Sólo por esa frase escribo ésto.
Y después seguimos charlando de lo mismo. “... Esta casa está muy bien. Tenemos doctores, seguridad y hasta un abogado...” cuando lo acabé había pasado casi una hora, pero me cobró como si fuese media. “Si quieres, espérame a que salga y me invitas a uno” - “A qué hora sales?” - “A las seis” - “Venga. A las seis te espero en la puerta y nos lo fumamos”. Tan hijoputa como siempre.
Me tomé un refresquito y un vaso de agua y, en el aparcamiento, me hice otro para celebrar que sería divertido todo aquello. Me refiero a la historieta esa de ser escritor, de recoger información para un libro, información sobre el modus vivendi de las putas y todo eso. No sé, te tratan como si fueras un estudiante, te dan información y se sienten importantes y condescendientes. Si haces lo mismo con un arquitecto, al final te regala un trozo de maqueta o una chapita; Lucía me regaló media hora detrás de una ventana, encendiendo de nuevo la colilla, sería una jefa genial.
Terminé el pitillo del aparcamiento pensando que no le había puesto los cuernos a mi novia. Sí, había estado en un puticlub, pero no había follado. Es como si... un colega te chupa el codo un ratito. Bueno, es un ejemplo horrible, pero tú me entiendes, no?. En fin, que cien kilómetros me esperaban de camino a casa... y en el camino, se me bajó la tensión.
Tuve que parar en la cuneta y echarme una horita y en fin, el resto ya lo sabes.
Conclusiones no las saco, para qué?. Cada uno juega con sus herramientas de mayores, chucherías de mayores y tonterías de mayores, y cada uno lo soluciona a su manera, no era así?, pues eso. Cuando es Lunes, es Lunes para todos, los unos con sus uniformes y los otros con sus becerros. Y a callarse la boquita, y a esconder caramelos en el fondo del cajón, y esperar otro viajecito, aunque no sea a Huenca pero en fin, entre pitos y flautas se pasan los días y aquí está el tío. Sobreviviendo a las peores tempestades trapicheando por debajo de la mesa. Sólo hay una manera de mantener un secreto: gritarlo. No digas que no soy honesto. No?.


Freitag, 4. Mai 2012

 
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