A mi vecino le molesta que tire los geranios por la ventana, que dispare flores y que escuche música, debería ser policía, quizá así se le bajen los humos y pueda relajar el lomo. Por la radio, pica el escozor del siguiente profeta. “Tienes razón, tío, eres bueno, con suerte te llevas el abrigo roído y la barba en remojo, para cuando hagan el recuento”, a quién se le ocurre regalar la salvación? Eso es un chollo, puedes pedir lo que quieras. Hagamos negocio. Saqué los dados y me dejó sin un duro. Y mira que si es el verdadero profeta? Siempre me entero el último. Menos mal que la cama siempre trae la solución. Mano de Santo.
Y la brisa del día siguiente traía más princesas. Sota, caballo y Rey. Yo creía que las coleccionaba a todas, es grato saber que siempre rizas el rizo. A mí también se me riza el rizo, he aprendido a echar de mi casa a quien no cabe (la muy venenosa entró por la puerta, yo no sabía que era más grande que yo, entró y ocupó tanto espacio que tenía que salir a la calle a fumar -literalmente- al día siguiente estaba en la calle, la cara hasta el suelo y escupiéndome piropos grotescamente). Palmaditas en la espalda y a esperar al monstruo de la siguiente pantalla. Al saltar desde ese trampolín, hice tres rizos y lo clavé. Conservo el alma, que no es poco. Me cuido: me plancho el pecho, lo almidono y le saco brillo “el próximo viaje será a la luna”, me vuelvo a repetir, y empiezo a dar saltos por el balcón y me ven y me dicen que qué bien salto y les digo ves? llego a la luna y se sonríen y yo también y sigo saltando y en fin.
Vendiendo lo que haga falta. Monto el garito en la esquina y lo mismo cae alguien. Que no me vengan con reproches, que no llamo a nadie. Yo sólo lo vendo, y entre mi clientela está Dulcinea, Ofelia y la sota de bastos; está Morgana, Mata-Hari y la Cítrica (que en realidad se llama Raúl, pero cuenta como chica); está la Madre Teresa de Calcuta, Lolita y la dama de rombos (que es preciosa, pero tiene mucho malahe), todas se llevan algo, todas tienen un talento sin fin y yo no tengo nada, el equilibrio es perfecto, bailemos un fox-trot. Haremos una fiesta en la azotea y llamaremos a todos los gatos, tengo unos fuegos artificiales que funcionan al revés, sabes? Mira, del cielo empieza a salir humo, el humo se condensa y se vuelve lentamente en chispas, chispas que van subiendo al cielo y que brillan más cuanto más se acercan al centro y lo iluminan todo, entonces, cuando todas se juntan mágicamente en el cielo, suena un fabuloso estruendo al revés (algo así como “!!moooB”) y se dibuja una línea incandescente desde el cielo hasta la azotea, donde estaremos nosotros, esperando con un mechero encendido justo donde cae, entonces brindaremos y no se acabará el champán. Qué?, te apuntas?.
Mary Leen y Georgette me invitan a café. Me invitan a un café Mary Leen y Georgette!. Francia y Japón en la terraza. Yo les explico que estoy de viaje, que soy cámara de prensa y que yo sólo grabo. “Deberías grabar cosas bonitas”, dice Georgette antes de desabrocharse el kimono. El sabor del chocolate. El acento de Mary Leen. El sabor del chocolate (ya lo he dicho? - es que es un sabor muy intenso). “Puedo grabar lo que quieras, pero son otros los que montan las imágenes” - “Pues graba ésto hasta que se acaben las cintas”. Cinco cintas grabamos en un fin de semana. Dije que me robaron las cintas.
Cine de chinitas. Las luces de Berlín cuando se echa el sol. Dar paseos de siete leguas, de tren en tren, pasando las estaciones, invierno, Herbst, otonio, Winter, noviembre, Januar, detrás de la ventana, me abrigo la espalda con la invención del nuevo truco: colonizaremos el polo norte y entonces sí será el deshielo, no te parece pornográfico?, yo me llevaré un olivo, para calentarme el pecho, claro, por ahora, desde el tren, me abrigo la espalda para no pasar frío, que se desenfoca la lente y no va bien.
Así que ya sabes, si necesitas una mentira piadosa, las mil y una noches o un vino peleón a deshora, pásate por la esquina, a ver si tengo el garito montado. Si necesitas morfina, la extremaunción o un tripi, si te hace falta un hombro en el que llorar y una mano con un látigo, tengo un frac nuevo en el cajón, no te lo pierdas. Saldremos por la noche y seremos Lucy Ferina y Frank Einstein, presentes, por si pasan lista y llego un pelín tarde. Ya sabes, los trenes nunca son puntuales, transbordar es difícil, tú espérame, que seguro que llego. Pero seguro eh?, fijo.
Confía en mí. Seguro. Por éstas.