La filosofía de los imbéciles


     Aterricé. Las noticias me asaltaron diciéndome que debería preocuparme por el Omega tres y el precio del solomillo a la castellana y yo, sacudiéndome la arena de los pies. Aterricé. La resaca era salada, las camisas ya planchadas y el sofá, un templo futurista como el Zen. Y después de la ducha tuve que pasar la digestión con dos pitillos. Por lo menos. Y estaba tan cansado que sólo sabía reírme mirando al techo.
     La adrenalina me bajaba. Aterricé. Y de la maleta salieron Agosto, cocoteros y una botella de whisky de la marca Teacher's. Y un tsunami que no deja de llover. Se me juntó el maletín con el incienso, los documentos con las especias y las cartas del banco con el Goa Times y pensé que mi ciudad era lo más parecido a un hospital, con sus luces, sus enfermeras y su desinfectante.
     Aterricé. Y haciendo la filosofía de los imbéciles empecé a bostezar, para qué sirve sacarle punta, si maniana me iba a enfundar el uniforme. Aceptaba lo de ser imbécil. Por fin lo era.
     Aterricé. Y la última que saboreó el aroma de la sal fue la lavadora, cuando metí la ropa. Y mientras pagaba facturas por internet rezaba por no haber pillado la malaria. Papeles. Me tuve que perder el Viricumpleanios por culpa del trabajo, pero el cielo de la boca aún lo tenía picante. Resaca de canela y chile. Me fumé sus recuerdos y no tuve huevos de hacer un resúmen para contárselo a nadie. Aún estoy aterrizándome, dame tiempo, la digestión del tika masala no es ligera. Y, haciendo la filosofía de los imbéciles, respondí un par de mails, lo justo, tampoco hay que lucir la medalla del imbécil, no?. Pues eso.
     Que sacando conclusiones me quedé dormido. Y detrás de la corbata no se ve el calor del verde. Brindar solo no es una mala idea. Voy a tener que hacerme una sala de trofeos. Será mejor que ver la tele. Fijo.

Dienstag, 24. April 2012

“Y tú, porqué estás aquí?”

… Y la culpa fue mía, la verdad. A quién se le ocurre ir con el cuento de “ser un desconocido”?, a quién se le ocurre jugar con las armas de los jovencitos?. “Verás, disculpa si te molesto, sólo que estás aquí, sola, nosotros estamos allí, sabes?, creemos que todo esto es demasiado bonito para disfrutarlo a solas. Pásate cuando termines de comer, si quieres, claro”, le dije. “... con una invitación así, quién podría negarse?” contestó. Sonreí y volví a mi sitio. Diez minutos más tarde se acercaba a nuestra mesa con la sonrisa puesta y un plato de ensalada a medio comer.

Después simplemente paseamos por la orilla. “Special Lassi”, se llamaba lo que bebimos después. “Y tú, porqué estás aquí?” me preguntó

- Pues una amiga trabaja aquí. Sólo me invitó y pensé que sería una buena idea visitarla. Poco más. Y tú?.

- … Si te soy sincera, vas a pensar que estoy loca.

- Para eso están los desconocidos, para decirte la verdad, primero dispara, después te seré sincero yo.

- … Siempre he querido visitar este país. De alguna manera, siento que... como si ya hubiese vivido aquí. No sé, el tren me pareció tan familiar, y nunca estuve antes, y muchas cosas más... no te quiero asustar. Es como si tuviera que estar aquí. La semana pasada estuve en la “Peregrinación de la Luna Lena”.

- Vaya, es tan místico como suena?.

- Jamás he fumado tantísimos porros como allí. Parece que el turismo se lo está cargando todo.

- Toda una experiencia, supongo...

Noches de treinta y siete grados, el mar estaba caliente y el aire no refrescaba. Era el lugar donde el cielo lindaba con el infierno. La luna menguaba tras las palmeras y ella era artista. Sacamos unas mantas, las echamos sobre la arena y nos dedicamos a mirar a las estrellas y a fumar.

Y no hubieron besos ni abrazos apasionados. No nos desnudamos apresuradamente ni hubo pasión desenfrenada a oscuras ni desayunamos más besos en la ducha. Al despedirnos le dije “Sabes? Es una pena que sólo nos conozcamos un día. Tengo la sensación de que deberíamos ser viejos amigos ya, sólo hay una cosa en contra: el tiempo, y de ése no tenemos suficiente. Hagámoslo todo más corto, vale?. Somos viejos amigos ya?” volvió a sonreír y me dijo “Claro!, gracias por haberte acercado esta noche, seguimos en contacto, vale?”. Claro. Claro.

Después vino lo del tren a Mumbay, el metro, Prachi y Amit... un universo paralelo, la órbita de las estrellas fugaces, pide un deseo, volver a ver otra, “Special Lassi”, camisas blancas a mediatarde... Trenes.

Freitag, 20. April 2012

 
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