Aposiópesis ("canta paharito")

... Sí que hace tiempo. Bueno, ya sabes, uno nunca para. No sé cómo me lo monto, que casi siempre lo logro. Me refiero a estar en cuatro sitios a la vez. Y, sin darme cuenta, cae Diciembre. Y de qué manera.

Quedó en tablas. Por llamarlo de alguna manera. Tanto humo y tanta cafeína no es bueno. Ya sabes. Y a mí sólo se me ocurre pedir cosas que no tienen. Sabes? una noche, en un bar, le pedí a la camarera si tenía a Billie Holiday. Me contestó que tenía un recopilatorio. No me entendió, yo quería a Billie Holiday, pero a Billie Holiday, no una copla precongelada que me ponga debajo del bigote. Algo parecido. Nicotina a las doce. Cafeína a las seis y media. Levantando la cabeza, como los perros en la puerta, empecé a ladrar ladridos verdes y azules. Estaba detrás de la puerta, supuse. Eran las once y algo y ya no me acuerdo de lo que estaba recordando.

El talento sólo sirve para meterse en líos. "Tienes a Billie Holiday?". Supongo que echar de menos es una necesidad del cerebro. Canta paharito, me dijo, que si me cantas bien te doy un caramelo. Desgranándome los órganos a las tantas, azucarándome la bilis por no reventar, abrazando aire por alguna absurda manía. Ladridos verdes y azules. Canta paharito. Yo levantaba los brazos así... y rompía el tacón de las botas en tres patadas. Dime, gitana, quién te baila mejor que yo? quién tiene el pecho más grande? Sonaban pasodobles, el tendido pedía otra oreja y el azahar cruzaba las avenidas de costa a costa. Canta paharito, y levanté Roma. Café y humo. Qué quieres que te diga. Después le pregunté si tenía a Billie Holiday. Y, en vez de contestar, canta paharito, repetía con otra voz.

Más tarde vino lo de la fiesta de disfraces, cuando pensaron que mi disfraz era de persona normal. Más tarde llegó el frío en crudo y se me congelaron las ganas. Me retorcí el pecho y gotearon besos sin dar. Y detrás de la estufa tampoco estaba la primavera porque cómo va a estar la primavera detrás de la estufa?. Uno se calienta las tripas en el microondas aunque le den ardores. En fin. Moralejas que no llevan a ningún sitio. Y para qué te voy a molestar para no decirte nada. Pues eso. Diciembre. Bailes de a peseta. Cafeína. Talento para meterse en líos. Novato profesional. Las cuatro y media.


Coda: Y camino a casa, el viento susurraba "canta paharito". Me subí el cuello del abrigo.

Mittwoch, 19. Dezember 2012

Recovery System

Solías decir que no importaba.
Que enterraríamos el muerto sin ceremonias y sin lutos.
Se nos ocurrió hacer una feria y después llegó la resaca.
Y se nos despertó el hambre a deshora y por la espalda.

No hice ruido al cerrar la puerta.
El sol salía por el alféizar de detrás de tu ventana.
Fui desapareciéndome como el azúcar en el café.
Hacia el amor de cromo y cristal de los edificios más altos.

Entonces empezó la temporada de la lluvia.
La cordura de las manianas, el uniforme de la camisa planchada.
Desfilando la marioneta hacia un lugar desinfectado e higiénico.
Donde reinaban las letras del periódico y el parte del tiempo.

No me digas que me volví invisible.
Se me fue borrando la memoria como hace el aire en la playa.
Como hace el humo me fui evaporando sin quejarme un centímetro.
Desbarajando las cartas que escribiste una a una con tanto cuidado.

No me digas que te volviste invisible.
Te fuiste esfumando como los trucos de espuma de cerveza.
Te embarcaste en el tejado de anteayer y dejé de esperar.
Matando el tiempo como el que aplasta un cigarrillo.

No me digas que nos volvimos invisibles.
Y ni siquiera nos reconocimos al cruzarnos por la avenida.
Y ni siquiera nos mezclamos como hace el viento cuando empieza Otonio.
Ni siquiera se nos ocurrió echarnos de menos el uno al lado del otro.

Las operaciones funcionan correctamente.
Hemos logrado reducir el dolor a un ochenta y dos por ciento, ya no mata.
El orden en el ritmo de latencia sigue siendo el correcto y recomendado.
Todo funciona, funciono, como funciona el mecanismo que mide los minutos. Y los segundos.

Mittwoch, 24. Oktober 2012

Qué quieres que te diga.

Y me quedé arrastrándome en tu ventana, aturdido, sonado, noqueado. Apenas podía levantar una ceja. Imaginé que te acercabas y me ofrecías agua, imaginé que era una playa y había sol, imaginé que era el mar, pero eran los coches los que pasaban por ahí abajo. Las luces se reflejaban en tu techo y escuché cómo abrías el grifo de la ducha, una silueta se desvestía pero no llegué a verte. Antes de irme quise robarte algo, pero no pude agarrar nada con estos guantes, guantes que sólo sirven para tirar besos desde lejos.

Y qué quieres que te diga? que hay que bailar hasta para boxear, y si pierdes un paso, acabas en la lona. Mira que intenté bailar. Mira que te intenté araniar la espalda. Mira que intenté desarmarte con la punta de los dedos, y con el aliento te intenté susurrar como si fuese tu fantasma favorito. Qué quieres que te diga? que si no es a tí no escribo, que sigo retorciendo recuerdos para llenar la copa, que escucha cómo suena este aire. Arrastrándome en tu ventana lo siento pasar. Este aire. Antes refrescaba el verano, ahora le da el bisturí al invierno. Este aire. El que se escapa a suspiros a través del pecho, y por las azoteas, se despenian los gatos que no sabían andar descalzos. Qué quieres que te diga? cuántos mordiscos puede tener una luna a medias, cuántos pasos van de tu casa a la mía, cuántos huesos tienen tus tobillos. Sigo dibujando los círculos que me decías. Uso con los dedos las pinturas azules y verdes. Y se me enciende el pecho como si tuviese diamantes.

Ahora París entero llora. Bombay está de luto y en Perú han decretado duelo. Muevo las piernas como si bailase. Encojo los hilos de mi marioneta y muevo los brazos. Y el mar entero colisiona contra mi espalda. Tiro por la ventana la cama, el sofá y cada mueble de la cocina, y, mientras se estrellan en la acera, los veo caer como gotas de lluvia. Llueve la mesa. Llueven los platos y los vasos. Llueve Berlín y Hannover. Llueve y mira cómo llueve, que me llueve el pecho entero por no olvidar que no quiero olvidar. Voy saltando los charcos como si bailase y mira qué bien caigo en la lona. Bailando. Se me hace un desierto en la garganta y dame agua; tu ventana da a todas las películas en blanco y negro; el océano de las plegarias que sirven para creer en los naufragios.

Y mientras el silencio se lleva lo que queda, el eco ocupa el resto. He aprendido a creer en las cosas que se olvidan y en tu aliento. He aprendido que todos somos criminales, que todos somos los buenos y que al final siempre ganamos. Que más vale un réquiem a tiempo que sentir la piel como si fuese cartón. Que todo sobra y que todo falta. He aprendido. A guardar las ganas en la maleta y a volver a casa de manera respetable. A despeinarte el uniforme. A buscarte por los rincones de la cocina. He aprendido. A que no se note. Al "aquí no ha pasado nada". A tocar el piano en tu costado. A equivocarme. Otra vez. A callarme.

Dónde podré esconder el fantasma en que me he convertido. Dónde guardar el frac de las tantas de la madrugada. Dónde olvidar tus tacones. La botella de oxígeno en la que se ha convertido tu perfume, la nana a fuego lento en la que se ha convertido tu voz, el mapa interminable en el que se han convertido todas tus lluvias. Ventanas que se cierran porque llega el invierno y esta vez va a dar fuerte. El aire, que se hace puntiagudo y trágico. Las olas, que son el tráfico de ahí abajo. Y arrastrándome, como los boxeadores novatos, me quedé en tu ventana. Apenas podía abrir un ojo y no llegué a verte. La próxima te aguantaré dos asaltos. Palabra.


Montag, 24. September 2012

... como el dinosaurio.

... y cuando me lo terminé de liar, me di cuenta de que seguía allí.

Pasó la viruela del verano, la fiebre de los cumpleanios y la falda corta de los días impares. Pasó la carraspera del licor y las alitas de la resaca, pasó el tren a Rusia y el barco a Venus, pasó la medialuna de los gatos de perfil, pasó, y un colega me palmeaba la espalda "eres más tonto que mandado a hacer", no lo sabes ya?, yo repetía que tenía razón, que esas cosas "son asín", que qué se le va a hacer.

En fin, que pasaron los achuchones por las esquinas y el honor empalmado bajo la mesa, y me vi sentado en el suelo de la Mühlenstraße a las ocho de la maniana, acabando el botellín que había robado. Entonces pensé que en casa se estaría más calentito, me empecé a reír y no sabía por qué. Salud. El buen samaritano me echó en mi buzón y al día siguiente me recogí, me abrí por el lateral y dentro no había cartas. Qué pocos detalles tengo. Ni conmigo mismo. De alguna manera, claro.

Ella era un talento. Yo, lo mismo de siempre. Rondábamos los tejados con desgana y fuimos a coincidir detrás de una papelera. No. Ella era dulce. Yo, un pervertido. Me la crucé por la calle y le acabé gritando "te la tengo jurada". No. Ella era obscena. Yo, un santurrón de invierno. Nos encontrábamos en la frontera de manera furtiva para cambiar tabaco. Tampoco. La verdad es que yo era doctor pero estaba convaleciente, después de una operación de tobillo. Ella también era doctora pero estaba convaleciente en la camilla de al lado. A veces me curaba la herida y a veces yo le curaba la suya. Como en un sesenta y nueve. Nos hicimos la rehabilitación dándonos masajes mutuamente. Yo le trabajaba los gemelos, ella a mí los tobillos; yo la tibia, ella el peroné; el calcáneo, el tarso y el metatarso, aprendí de memoria los huesos del pié y no le dejé uno sin tocar. Mira qué soltura tengo en el tobillo. Me lo dejó mejor que nuevo. Pasó la rehabilitación y, por aquello de la costumbre, había que probar cómo se corría con los pies nuevos. Echamos a correr cada uno por un lado y todavía voy por el esprint. Magnífico. Los músculos me siguen funcionando perfectamente. Debía habérselo dicho. "Hacemos un equipo perfecto". No. Ella era elíptica y yo, astrónomo. Me escupía pepitas de cielo y yo hacía mapas. No. Ella era la Bestia y yo, el Bello. No. Caperucita armada. Los Dos Cerditos. Azúcar de sacarina. No. Ella era un talento. Yo, lo mismo de siempre. Lo mismo de siempre.

La moraleja?, la moraleja se fuma en papel fino, se le echa poquita, para que no se te vaya la cabeza, y a veces te da un viaje que ni Julio Verne. La moraleja. Como si hubiese. Estuve toda la noche tirándole los tejos, cantándole las gracias y pagando sus gin tonics, después llegó otro, le susurró "... qué buen pelaje tienes" y aún me río de mí mismo y de la carita que se me puso cuando la vi tirar. Siempre es un buen momento para brindar por lo listo que es uno. Salud. Y cuando me di cuenta, otra vez estaba saliendo el sol.

... y cuando me lo terminé de liar, me di cuenta de que todavía seguía allí.

Freitag, 21. September 2012

Deberíamos incendiarnos.


Me presento en tu casa por sorpresa, salto por la ventana, me dices por la espalda, “ya estabas tardando” - mierda, yo con la navaja de atracar en Domingo y tú con la copa medio llena; yo con la escopeta cargada y tú con un siete en los dados; yo levantándome y tú deseándome suerte para el próximo asalto.

Le tomas el pulso a la víctima como si hicieses el milagro. Efectivamente, sonríe como un cocodrilo y llora como los hipopótamos, salta como los alumnos de la última fila y malo, si te invita a bailar, algo crepita por ahí dentro y no es precisamente el corazón, “bocadillo de enfermera”, piensa el estómago; “galerías de arte”, piensa la cabeza; “masoquismo gratis” piensan los mordiscos de la espalda. Se me hace el pecho agua, se me empalma el corazón y me laten todos los trenes que están a punto de llegar, y arriba, más arriba que las azoteas, el techo del cielo (será cabrón) no pierde puntada.

Yo lo que quiero es agarrarte del cuello y cantarte las cuarenta. No soltarte la cintura para que luego digan. Darte una paliza con carinio y regalarte un teléfono de plástico. “Llámame cuando llueva”, decía la nota de debajo, tú pensabas que no funcionaba y es que no lo habías enchufado.
Debería atarte al bolsillo de la solapa para que no te pierdas la próxima. Debería barajar Septiembre con Marzo y Verano con mi alféizar. Deberías no hacerme caso y abofetearme la otra mejilla. Deberías esconderte debajo de la cama porque como te coja verás. Deberíamos colisionar como dos trenes por la misma vía. Deberíamos arder y compartir candela. Aquí llevas un mechero, lo demás lo ponemos a medias. No?.

Y me importa poco si a tí tampoco te importa, salta a esta vía o dime dónde anda la tuya, “si me encuentras, habrá premio. Si no, estoy detrás de la cortina”, hagámonos piratas, robaremos los tesoros más grandes y después incendiaremos el barco. Y después incendiaremos el puerto. Y después... y después... 

… qué barbaridad.

Donnerstag, 31. Mai 2012

El gilipollas de tu novio.


Que te conviene a tí ese payo
vas a decirme, gitana?,
con sus gafas y el pelito,
y esa cara de rana?.

No me digas que te encanta
la planta que lleva er tío,
ese nota es un fantasma
Y siempre va descolorío,

A tí, lo que te conviene,
es un hombre por derecho,
con sus libros, sus poesías,
y su pelito en el pecho.

Uno que a tí te arrime
a las orillas de la luna,
que te lave, que te planche,
y que te coja aceitunas.

Bonita y malahe te quedas,
y lo mismo eres una joya,
porque si tú eres mu güena,
tu novio es un gilipollas.

No me preguntes, gitana,
si te ha entrado ya el celo,
tú te llevas esta mierda,
que se la junte él en el pelo.

Dienstag, 15. Mai 2012

En mi sitio.


… Y me dice “Eres un gilipollas. Tú te crees que soy tu madre, para aguantarte las tonterías y las frustraciones tuyas?. Tú qué te has creído?”, sus ojos estaban redondos y movía las manos violentamente. “Para qué carajo me llamas? Para qué quedas conmigo si siempre haces igual?. SIEMPRE, y quién tiene que perdonarte siempre? Yo!, mira... te iba a decir que paso de tí, pero es que ni siquiera me lo planteo, imbécil, qué facilidad tienes para amargarme la vida, hostia”.

Yo pensaba que se calmaría. Guardé silencio y ni me moví. Intentaba mirar al suelo, no mover ni las cejas. Escuchar y punto. Ella mira a la ventana. Niega con la cabeza y sigue “tú te crees?, estoy tan tranquila en casa, con mis movidas, mis problemas y mi vida controlada, y otra vez me llamas, y otra vez me tocas los cojones, y otra vez lo revientas todo, y otra vez... me cago en lo más sagrado, es que tú no creces?, es que te vas a morir así de tonto?. Te crees que eres el único en el mundo? Que todos tenemos que servirte?, serás tonto! (arrojó el mechero encima de la mesa después de encenderse otro cigarrillo)... pfffff... no sé cómo te aguanto. Soy yo la que no me entiendo. No se puede ser buena con nadie. Pero cómo me queda moral para creer que has cambiado?, que te has vuelto... normal?. Siempre te superas”.

Intenté responder, claro, tímido y sumiso, “... sólo te hice caso...” y le faltó tiempo para rebotarme “... pero tú te crees que soy tu madre??, que te voy a limpiar las caquitas?, que te tienen que vestir?”. Me estaba mirando. Podía sentir sus ojos taladrándome la cabeza mientras yo miraba al suelo. Silencio. Se acercó a la ventana. “... Vete, anda. Vete a tu puta casa, que te aguante otra”. Me levanté. Procuré no hacer ruido y me fui.

Hay que ver lo que duele escuchar cuatro verdades. Llevaba la razón en todo. Qué pena no poder contestar. Yo quería no pensar, pero cómo se hace eso?. Sólo tenía ganas de meterme en la cama y no salir en un semestre. Y qué pena no poder escuchar eso más a menudo, así no se me olvidaría. A mí lo que me hace falta es una sargenta. Otros necesitan enfermeras, otros necesitan madres, profesoras o cocineras. Yo, una sargenta, que me quite las ganas de pensar que soy medianamente válido. Es lo que hay.

Mittwoch, 9. Mai 2012

Descongelando las tripas


… Y en el camino de vuelta tuve que parar en la cuneta. Una hora por lo menos dormí. Desperté y volví a casa sin entender nada, ni ganas de entender. Soy un buen amigo, un buen novio y un buen amante, qué más queréis?.

Esas cosas pasan de vez en cuando. Uno no es ni un Santo ni un Supermán. Pero a estas alturas de la película esas cosas ya las sabes.
En fin, que era fin de semana. Casi todos estaban en alguna playa. Jugando con los cacharritos de mayores. Tienen sus coches, sus vicios y sus crisis, cada uno lo soluciona a su manera, no era sí?. Me tuve que quedar por culpa del trabajo y cuando salí, me quedé mirando el reloj, puse la tele... y recibí la iluminación: O me quedaba ahí sentado, esperando pacientemente que las almorranas me comiesen como un calcetín que le das la vuelta, o cagarme en mi puta madre, ponerme el mundo por montera y que no se entere nadie adónde me voy. Y la idea de las almorranas no me convencía del todo.
El cansancio se me fue con la ducha. Ropita limpia, puniado de maría, tabaco, papel y adónde me voy?. Camino al coche pensaba que no tenía ganas de aguantar a gente. Trabajo con gente, con quién voy a irme en mi tiempo libre?. Una mierda para todos. Si todos huyen volando con sus alas de mayores, con sus novias de mayores y sus drogas de mayores, me toca elegir algo menos ambicioso. Me conformo con un ratito en el infierno, en vez de un fin de semana en el cielo. Por lo menos se te descongelan las tripas. Un puticlub. “Si nunca me he acostado con una puta, cómo es que me gustan tanto los puticlubs?” me preguntaba mientras cogía la chaqueta.
Yo pensaba en William Burroughs, en Bukowski y la en generación Beat completa, en Catulo y en Safo, por echarle la culpa a alguien, porque el que conducía era yo. “El Intemperie” es un puticlub cerca de La Carlota. Cien kilómetros voy a hacer para no follar? Pues claro. Lo mejor que se puede hacer.
Hora y pico después llego. Sabes qué tranquilidad da el saber que no te vas a encontrar a nadie que te conozca?. Un cubata no me lo quita nadie. Apenas me lo sirven, se me acercan tres jamelgas. “Mira, ha llegado un príncipe, cómo te llamas, guapo?”. Yo sólo le contesto a una y las otras dos se retiran. “Qué haces aquí, un chico como tú?” (me lo preguntan mucho últimamente).
Se pidió una copa de champán y me pareció genial. Me coge la mano, la gira, me acaricia la palma,
“Tienes unas manos muy suaves. No tienes callos”
“... no”
“De qué trabajas?”
“... escritor. Soy escritor”
“Y de qué escribes?”
“Pues... las cosas que le pasan a la gente. No sé, de todo.”
“Y voy a salir en tu próximo libro?”
“Claro, por eso estoy aquí. Con qué nombre quieres salir? Qué nombre te gusta más?”
“... Lucía”
“Pues saldrás como Lucía. Cuéntame, qué se puede contar que no se sepa de las noches como ésta?”
Siguiendome el cuento, me enteré de la rivalidad entre las rusas, las rumanas, las kenianas... Ahora la distinción no es de razas, es entre países (me pedí otro ron). Para trabajar allí tienen que pagar el “derecho de pernocta”. Sesenta euros al día por dormir y comer (se pidió otra copa). Las perversiones de los clientes no tienen fin. Seguro que se inventó algo. Pero consiguió lo que quería: ponerme morcillón. “Si quieres, subimos y nos ponemos cómodos, no?” - “Sinceramente, yo lo que quiero es fumarme un porro. Tú fumas?” - “Cuando trabajo, mejor no” (esas respuestas las da un fontanero. En su boca, sonaba casi a chiste)- “Y no podemos salir un momento a fumarnos uno?” - “Guapo... vamos arriba y te fumas lo que quieras”. Y allá que subimos.
“... Los espanioles prefieren a las extranjeras...” yo me liaba uno bien cargado y me senté cerca de la ventana. Lucía ya sabía que no quería follar, si me quité la ropa fue para que no me oliese a perfume de puta, no estaba mal ese juego del ser escritor y preguntar, aunque ella también estuviese desnuda en la cama. Y vaya si lo cargué. No sé si sería la situación, el humo o todo junto, pero lo que disparó las sensaciones fue la escena de ella acercándose, poniéndose de rodillas y decir sin tapujos “Tú fuma tranquilo, que yo te la chupo”.
Sólo por esa frase escribo ésto.
Y después seguimos charlando de lo mismo. “... Esta casa está muy bien. Tenemos doctores, seguridad y hasta un abogado...” cuando lo acabé había pasado casi una hora, pero me cobró como si fuese media. “Si quieres, espérame a que salga y me invitas a uno” - “A qué hora sales?” - “A las seis” - “Venga. A las seis te espero en la puerta y nos lo fumamos”. Tan hijoputa como siempre.
Me tomé un refresquito y un vaso de agua y, en el aparcamiento, me hice otro para celebrar que sería divertido todo aquello. Me refiero a la historieta esa de ser escritor, de recoger información para un libro, información sobre el modus vivendi de las putas y todo eso. No sé, te tratan como si fueras un estudiante, te dan información y se sienten importantes y condescendientes. Si haces lo mismo con un arquitecto, al final te regala un trozo de maqueta o una chapita; Lucía me regaló media hora detrás de una ventana, encendiendo de nuevo la colilla, sería una jefa genial.
Terminé el pitillo del aparcamiento pensando que no le había puesto los cuernos a mi novia. Sí, había estado en un puticlub, pero no había follado. Es como si... un colega te chupa el codo un ratito. Bueno, es un ejemplo horrible, pero tú me entiendes, no?. En fin, que cien kilómetros me esperaban de camino a casa... y en el camino, se me bajó la tensión.
Tuve que parar en la cuneta y echarme una horita y en fin, el resto ya lo sabes.
Conclusiones no las saco, para qué?. Cada uno juega con sus herramientas de mayores, chucherías de mayores y tonterías de mayores, y cada uno lo soluciona a su manera, no era así?, pues eso. Cuando es Lunes, es Lunes para todos, los unos con sus uniformes y los otros con sus becerros. Y a callarse la boquita, y a esconder caramelos en el fondo del cajón, y esperar otro viajecito, aunque no sea a Huenca pero en fin, entre pitos y flautas se pasan los días y aquí está el tío. Sobreviviendo a las peores tempestades trapicheando por debajo de la mesa. Sólo hay una manera de mantener un secreto: gritarlo. No digas que no soy honesto. No?.


Freitag, 4. Mai 2012

La filosofía de los imbéciles


     Aterricé. Las noticias me asaltaron diciéndome que debería preocuparme por el Omega tres y el precio del solomillo a la castellana y yo, sacudiéndome la arena de los pies. Aterricé. La resaca era salada, las camisas ya planchadas y el sofá, un templo futurista como el Zen. Y después de la ducha tuve que pasar la digestión con dos pitillos. Por lo menos. Y estaba tan cansado que sólo sabía reírme mirando al techo.
     La adrenalina me bajaba. Aterricé. Y de la maleta salieron Agosto, cocoteros y una botella de whisky de la marca Teacher's. Y un tsunami que no deja de llover. Se me juntó el maletín con el incienso, los documentos con las especias y las cartas del banco con el Goa Times y pensé que mi ciudad era lo más parecido a un hospital, con sus luces, sus enfermeras y su desinfectante.
     Aterricé. Y haciendo la filosofía de los imbéciles empecé a bostezar, para qué sirve sacarle punta, si maniana me iba a enfundar el uniforme. Aceptaba lo de ser imbécil. Por fin lo era.
     Aterricé. Y la última que saboreó el aroma de la sal fue la lavadora, cuando metí la ropa. Y mientras pagaba facturas por internet rezaba por no haber pillado la malaria. Papeles. Me tuve que perder el Viricumpleanios por culpa del trabajo, pero el cielo de la boca aún lo tenía picante. Resaca de canela y chile. Me fumé sus recuerdos y no tuve huevos de hacer un resúmen para contárselo a nadie. Aún estoy aterrizándome, dame tiempo, la digestión del tika masala no es ligera. Y, haciendo la filosofía de los imbéciles, respondí un par de mails, lo justo, tampoco hay que lucir la medalla del imbécil, no?. Pues eso.
     Que sacando conclusiones me quedé dormido. Y detrás de la corbata no se ve el calor del verde. Brindar solo no es una mala idea. Voy a tener que hacerme una sala de trofeos. Será mejor que ver la tele. Fijo.

Dienstag, 24. April 2012

“Y tú, porqué estás aquí?”

… Y la culpa fue mía, la verdad. A quién se le ocurre ir con el cuento de “ser un desconocido”?, a quién se le ocurre jugar con las armas de los jovencitos?. “Verás, disculpa si te molesto, sólo que estás aquí, sola, nosotros estamos allí, sabes?, creemos que todo esto es demasiado bonito para disfrutarlo a solas. Pásate cuando termines de comer, si quieres, claro”, le dije. “... con una invitación así, quién podría negarse?” contestó. Sonreí y volví a mi sitio. Diez minutos más tarde se acercaba a nuestra mesa con la sonrisa puesta y un plato de ensalada a medio comer.

Después simplemente paseamos por la orilla. “Special Lassi”, se llamaba lo que bebimos después. “Y tú, porqué estás aquí?” me preguntó

- Pues una amiga trabaja aquí. Sólo me invitó y pensé que sería una buena idea visitarla. Poco más. Y tú?.

- … Si te soy sincera, vas a pensar que estoy loca.

- Para eso están los desconocidos, para decirte la verdad, primero dispara, después te seré sincero yo.

- … Siempre he querido visitar este país. De alguna manera, siento que... como si ya hubiese vivido aquí. No sé, el tren me pareció tan familiar, y nunca estuve antes, y muchas cosas más... no te quiero asustar. Es como si tuviera que estar aquí. La semana pasada estuve en la “Peregrinación de la Luna Lena”.

- Vaya, es tan místico como suena?.

- Jamás he fumado tantísimos porros como allí. Parece que el turismo se lo está cargando todo.

- Toda una experiencia, supongo...

Noches de treinta y siete grados, el mar estaba caliente y el aire no refrescaba. Era el lugar donde el cielo lindaba con el infierno. La luna menguaba tras las palmeras y ella era artista. Sacamos unas mantas, las echamos sobre la arena y nos dedicamos a mirar a las estrellas y a fumar.

Y no hubieron besos ni abrazos apasionados. No nos desnudamos apresuradamente ni hubo pasión desenfrenada a oscuras ni desayunamos más besos en la ducha. Al despedirnos le dije “Sabes? Es una pena que sólo nos conozcamos un día. Tengo la sensación de que deberíamos ser viejos amigos ya, sólo hay una cosa en contra: el tiempo, y de ése no tenemos suficiente. Hagámoslo todo más corto, vale?. Somos viejos amigos ya?” volvió a sonreír y me dijo “Claro!, gracias por haberte acercado esta noche, seguimos en contacto, vale?”. Claro. Claro.

Después vino lo del tren a Mumbay, el metro, Prachi y Amit... un universo paralelo, la órbita de las estrellas fugaces, pide un deseo, volver a ver otra, “Special Lassi”, camisas blancas a mediatarde... Trenes.

Freitag, 20. April 2012

... y me llevo una.

A mi vecino le molesta que tire los geranios por la ventana, que dispare flores y que escuche música, debería ser policía, quizá así se le bajen los humos y pueda relajar el lomo. Por la radio, pica el escozor del siguiente profeta. “Tienes razón, tío, eres bueno, con suerte te llevas el abrigo roído y la barba en remojo, para cuando hagan el recuento”, a quién se le ocurre regalar la salvación? Eso es un chollo, puedes pedir lo que quieras. Hagamos negocio. Saqué los dados y me dejó sin un duro. Y mira que si es el verdadero profeta? Siempre me entero el último. Menos mal que la cama siempre trae la solución. Mano de Santo.

Y la brisa del día siguiente traía más princesas. Sota, caballo y Rey. Yo creía que las coleccionaba a todas, es grato saber que siempre rizas el rizo. A mí también se me riza el rizo, he aprendido a echar de mi casa a quien no cabe (la muy venenosa entró por la puerta, yo no sabía que era más grande que yo, entró y ocupó tanto espacio que tenía que salir a la calle a fumar -literalmente- al día siguiente estaba en la calle, la cara hasta el suelo y escupiéndome piropos grotescamente). Palmaditas en la espalda y a esperar al monstruo de la siguiente pantalla. Al saltar desde ese trampolín, hice tres rizos y lo clavé. Conservo el alma, que no es poco. Me cuido: me plancho el pecho, lo almidono y le saco brillo “el próximo viaje será a la luna”, me vuelvo a repetir, y empiezo a dar saltos por el balcón y me ven y me dicen que qué bien salto y les digo ves? llego a la luna y se sonríen y yo también y sigo saltando y en fin.

Vendiendo lo que haga falta. Monto el garito en la esquina y lo mismo cae alguien. Que no me vengan con reproches, que no llamo a nadie. Yo sólo lo vendo, y entre mi clientela está Dulcinea, Ofelia y la sota de bastos; está Morgana, Mata-Hari y la Cítrica (que en realidad se llama Raúl, pero cuenta como chica); está la Madre Teresa de Calcuta, Lolita y la dama de rombos (que es preciosa, pero tiene mucho malahe), todas se llevan algo, todas tienen un talento sin fin y yo no tengo nada, el equilibrio es perfecto, bailemos un fox-trot. Haremos una fiesta en la azotea y llamaremos a todos los gatos, tengo unos fuegos artificiales que funcionan al revés, sabes? Mira, del cielo empieza a salir humo, el humo se condensa y se vuelve lentamente en chispas, chispas que van subiendo al cielo y que brillan más cuanto más se acercan al centro y lo iluminan todo, entonces, cuando todas se juntan mágicamente en el cielo, suena un fabuloso estruendo al revés (algo así como “!!moooB”) y se dibuja una línea incandescente desde el cielo hasta la azotea, donde estaremos nosotros, esperando con un mechero encendido justo donde cae, entonces brindaremos y no se acabará el champán. Qué?, te apuntas?.

Mary Leen y Georgette me invitan a café. Me invitan a un café Mary Leen y Georgette!. Francia y Japón en la terraza. Yo les explico que estoy de viaje, que soy cámara de prensa y que yo sólo grabo. “Deberías grabar cosas bonitas”, dice Georgette antes de desabrocharse el kimono. El sabor del chocolate. El acento de Mary Leen. El sabor del chocolate (ya lo he dicho? - es que es un sabor muy intenso). “Puedo grabar lo que quieras, pero son otros los que montan las imágenes” - “Pues graba ésto hasta que se acaben las cintas”. Cinco cintas grabamos en un fin de semana. Dije que me robaron las cintas.

Cine de chinitas. Las luces de Berlín cuando se echa el sol. Dar paseos de siete leguas, de tren en tren, pasando las estaciones, invierno, Herbst, otonio, Winter, noviembre, Januar, detrás de la ventana, me abrigo la espalda con la invención del nuevo truco: colonizaremos el polo norte y entonces sí será el deshielo, no te parece pornográfico?, yo me llevaré un olivo, para calentarme el pecho, claro, por ahora, desde el tren, me abrigo la espalda para no pasar frío, que se desenfoca la lente y no va bien.

Así que ya sabes, si necesitas una mentira piadosa, las mil y una noches o un vino peleón a deshora, pásate por la esquina, a ver si tengo el garito montado. Si necesitas morfina, la extremaunción o un tripi, si te hace falta un hombro en el que llorar y una mano con un látigo, tengo un frac nuevo en el cajón, no te lo pierdas. Saldremos por la noche y seremos Lucy Ferina y Frank Einstein, presentes, por si pasan lista y llego un pelín tarde. Ya sabes, los trenes nunca son puntuales, transbordar es difícil, tú espérame, que seguro que llego. Pero seguro eh?, fijo.

Confía en mí. Seguro. Por éstas.

Freitag, 23. März 2012

“Te apuesto lo que quieras a que la chupo mejor que tus amigas”

… Y claro, tú lo notas, lo sientes, lo hueles, pero no puedes decir nada, tienes que mantener en secreto lo que piensas por eso, porque son pensamientos y esas cosas sólo se dicen cuando te emborrachas.

La cosa es que, cómo te lo puedo explicar? Imagínate que tienes la inmensa suerte de conocer a la reina del porno cuando ni ella se lo imagina. Imagínate que tiene diecisiete, que os encontráis todos los días y que os caéis bien. Imagínate que puedes soportar sus escotes, sus minifaldas y sus sonrisas, sus preguntas insulsas, imagínate que se ríe de cada chiste que cuentas.

Vino vestida de diablesa. Me refiero a la fiesta de carnaval. Botas de cuero rojas. Minifalda y corsé de cuero negro, tridente de plástico. Cómo podía caber en ese vestidito?. Casi dos metros de tía, espalda de nadadora, piernas de tanguista y voz de cantante de jazz. No sigo porque sería un escándalo. Yo no la ví entrar, fue en el balcón, alguien desde atrás me pidió papel de fumar y deberías habernos visto las caras cuando nos reconocimos. Se tuvo que hacer el porro delante de mí y después yo me hice otro. Cuatro grados bajo cero, humo y vodka con naranja. “Ven a la cocina, he hecho chupitos de gelatina”. Ni idea de lo que llevaban -”tú no preguntes, sólo cómetelos”- estaba delicioso. Fresas envenenadas, o algo parecido. Dios, cómo bebía. Tres rondas de tequila le vi. “Ven a bailar” me gritó al oído cuando sonó un rock que no conocía. Y cómo bailaba. La cara de Thomas preguntándome “Quién carajo es esta tía?”. El gesto de Jenny diciendo “Baila, baila”, y vaya si bailé. Como un poseso.

Voy al balcón, le dije entre dos canciones, “voy contigo”. Llegó bebiendo de una botella de champán y seguía bailando. De qué hablamos? De drogas? De sus medias? Del frío?, ni idea, la cosa es que, mientras fumaba, “Sabes qué es un fanti?” - “un fanti?” - “Sí, le doy una calada y te la paso, mira...”. La primera vez casi funcionó. La segunda también. A la tercera nos estábamos comiendo las bocas como animales.

Termínatelo, le dije. Ofusca los ojos de champán, tequila y fresas “Te da corte que te vean conmigo?” - “Claro. Sabes que si me ven contigo podrían meterme en la cárcel?. Jovencita, con tu edad, ésto es un delito”. Se me acerca al oído y me susurra “Jovencita?, te apuesto lo que quieras a que la chupo mejor que tus amigas”. Más besos. Acércate más todavía. Ahí afuera hacían cuatro grados bajo cero, cerca de nosotros era primavera pero yo tenía todo el verano incrustado en los huesos. Y a ella parecía que también se le derretía el invierno. Estábamos planeando un oasis cuando volvió a sonar la canción de rock. “Ven adentro”. Agarró la botella de champán y la seguí.

Entramos bailando a saltos pero pasamos del salón hacia el pasillo. Qué habitación era? Ni idea. Seguimos bailando histéricamente hasta que acabó. Apaga la luz, le dije. “Y eso?”. No quiero saber que eres tú. Sonrió con media boca y la apagó.

...

“Sal tú primero” oigo su voz cansada en la oscuridad, te espero en el balcón. Allí fui. Todos seguían saltando, sudando y cantando. Yo también lo hice. Me serví una copa y salí. Casi lo termino cuando llega impecable. “Creí que te habías ido. Mis amigos van a un bar, vienes?” me quita la copa. Vale, tengo que reunir a los míos y decírselo. Abrazos estrechos de licor, humo y besos. “No te pierdas... que llamo a la policía”. Casi dos metros de tía, espalda de nadadora, piernas de tanguista y voz de cantante de jazz. Un escándalo.

Imagínate que tiene diecisiete, que os encontráis todos los días y que os caéis bien. Lo de diecisiete es lo de menos. Ésa sabe más de lo que yo puedo saber en tres vidas. Yo soy un pamplinas que sonríe, hace chistes y apaga la luz para no saber con quién. No fui al bar. Qué iba a hacer allí?. Me quedé en la fiesta, con una canción de rock que se llama Lisa, que me arde en el pecho y que puedes ir a la cárcel si no te andas con ojo. Estuve gritando el resto de la noche. Bebí como un cosaco y bailé como un oso. Imagínate. A las cinco de la maniana, vomitando en la nieve. Mientras los demás se preocupaban por mí, yo sonreía como podía y repetía “Soy un héroe... soy un héroe, pero que no se entere nadie”. Hay cosas que ni borracho.


Ni borracho.

Mittwoch, 22. Februar 2012

Sigo creyendo que...

Sí. Cuando volví a casa me dí cuenta. Me había dejado la calefacción puesta, a cambio, mi salón se había calentado como la primavera. Ropa en el sofá, papeles por el suelo,"Un piso de estudiantes" había pensado. Y me puse manos a la obra.
Cartas con "te echo de menos", fotos con "ha sido genial" escrito en una esquina, mi cara muerta de risa, la tuya detrás haciendo una broma, te acuerdas de lo que me dijiste en la última fiesta? aún no se me ha olvidado, llevas toda la razón, y sólo por eso...
Llámame, llámame y dime que te ha salido lo que esperabas, cuéntame que te ahora te toca triunfar a tí y que ya era hora, "yo doy suerte" te dije, dime que es verdad y cuéntame, cuéntame que el mundo está loco y que sólo tú te salvas: dime que te han dicho que sí, y que te sienta genial, dime que lo has conseguido, que haces las maletas para empezar los mejores días de tu vida y que son un regalo, dime que lo has logrado, dime que te quieren mucho, que ayer te echaron el mejor polvo de tu vida y que para colmo tiene dinero, dime, dime, que te has ganado la gloria y que te la van a servir en un plato de plata, y que, de postre, esperas algo mejor todavía.
Escríbeme, escríbeme una carta que me diga que justo ahora estás bailando una copla de la radio que no sabes lo que significa, pero que te encanta. Escríbeme que te han regalado fuegos artificiales, que tienen colores y que ponen tu nombre allí en lo alto, para que lo vean todos, dime que te ha tocado el premio gordo, que el Betis ha ganado cinco a cero, que oficialmente somos los mejores y que maniana será aún mejor. Escríbeme una carta que tenga unas vacaciones en el Caribe de tu azotea y una playa bajo la ventana de tus días siguientes, parece que llega el momento de la fruta y ya mismo cae tu manzana, descubriremos la nueva Ley de la Gravedad y tendremos lunas alrededor, con sus días, sus noches y sus marcianos; tanta esperanza no puede traer nada malo, y mira cómo viene el día siguiente, tienes que escribirme y decírmelo, que has ganado la carrera, que tienes una corona de laureles y que los vas a usar para cocinar un almuerzo con los amigos, invítame entonces!, invítame y así me cuentas que tus viajes son mejores que un día de verano en un parque de atracciones, y te llevo el vino, y me cuentas más, y después, sigue contándome.
Qué quieres que te diga, yo sigo creyendo que Elvis sigue vivo, que esta primavera será preciosa y que si una noche no me siento Jim Morrison, no salgo; qué quieres que te diga, sigo creyendo en Kiko Veneno, en Wittgenstein y en mi vecino de enfrente; sigo creyendo, que deberíamos organizar una fiesta, invitar al resto de los nuestros y ver quién vomita primero; cómo no voy a creer!, si me miro y no me lo creo, si te pienso y me alegro más que el que espera un Döner cuando está canino, cómo no voy a creer, si somos históricos y no lo sabe nadie!, qué quieres que te diga?.
Fíjate, todavía sigo creyendo, en el Monedismo, en Billie Holliday y en la luna; en Juan de Juan, en una cerveza de vez en cuando y en los milagros; sigo creyendo en Bob Dylan; en la Biblia y en todo lo contrario, en que maniana todo será mejor todavía, en que "tener ganas" es la mejor medicina y que algo tan simple como una llamada te puede cambiar la vida; después de todo, incluso sigo creyendo que ahora es el momento perfecto para seguir haciéndolo así de bien, así de genial, no es magnífico?

Pues sí. Cuando volví a casa me había dejado la calefacción puesta. Tenía a la Primavera en el sofá y estaba todo en orden para seguir siendo Primavera. "Un piso de estudiantes" había pensado. Siempre ha sido así.
Y me puse manos a la obra.

Sonntag, 5. Februar 2012

 
Bufaladas - Wordpress Themes is proudly powered by WordPress and themed by Mukkamu Templates Novo Blogger