Descongelando las tripas


… Y en el camino de vuelta tuve que parar en la cuneta. Una hora por lo menos dormí. Desperté y volví a casa sin entender nada, ni ganas de entender. Soy un buen amigo, un buen novio y un buen amante, qué más queréis?.

Esas cosas pasan de vez en cuando. Uno no es ni un Santo ni un Supermán. Pero a estas alturas de la película esas cosas ya las sabes.
En fin, que era fin de semana. Casi todos estaban en alguna playa. Jugando con los cacharritos de mayores. Tienen sus coches, sus vicios y sus crisis, cada uno lo soluciona a su manera, no era sí?. Me tuve que quedar por culpa del trabajo y cuando salí, me quedé mirando el reloj, puse la tele... y recibí la iluminación: O me quedaba ahí sentado, esperando pacientemente que las almorranas me comiesen como un calcetín que le das la vuelta, o cagarme en mi puta madre, ponerme el mundo por montera y que no se entere nadie adónde me voy. Y la idea de las almorranas no me convencía del todo.
El cansancio se me fue con la ducha. Ropita limpia, puniado de maría, tabaco, papel y adónde me voy?. Camino al coche pensaba que no tenía ganas de aguantar a gente. Trabajo con gente, con quién voy a irme en mi tiempo libre?. Una mierda para todos. Si todos huyen volando con sus alas de mayores, con sus novias de mayores y sus drogas de mayores, me toca elegir algo menos ambicioso. Me conformo con un ratito en el infierno, en vez de un fin de semana en el cielo. Por lo menos se te descongelan las tripas. Un puticlub. “Si nunca me he acostado con una puta, cómo es que me gustan tanto los puticlubs?” me preguntaba mientras cogía la chaqueta.
Yo pensaba en William Burroughs, en Bukowski y la en generación Beat completa, en Catulo y en Safo, por echarle la culpa a alguien, porque el que conducía era yo. “El Intemperie” es un puticlub cerca de La Carlota. Cien kilómetros voy a hacer para no follar? Pues claro. Lo mejor que se puede hacer.
Hora y pico después llego. Sabes qué tranquilidad da el saber que no te vas a encontrar a nadie que te conozca?. Un cubata no me lo quita nadie. Apenas me lo sirven, se me acercan tres jamelgas. “Mira, ha llegado un príncipe, cómo te llamas, guapo?”. Yo sólo le contesto a una y las otras dos se retiran. “Qué haces aquí, un chico como tú?” (me lo preguntan mucho últimamente).
Se pidió una copa de champán y me pareció genial. Me coge la mano, la gira, me acaricia la palma,
“Tienes unas manos muy suaves. No tienes callos”
“... no”
“De qué trabajas?”
“... escritor. Soy escritor”
“Y de qué escribes?”
“Pues... las cosas que le pasan a la gente. No sé, de todo.”
“Y voy a salir en tu próximo libro?”
“Claro, por eso estoy aquí. Con qué nombre quieres salir? Qué nombre te gusta más?”
“... Lucía”
“Pues saldrás como Lucía. Cuéntame, qué se puede contar que no se sepa de las noches como ésta?”
Siguiendome el cuento, me enteré de la rivalidad entre las rusas, las rumanas, las kenianas... Ahora la distinción no es de razas, es entre países (me pedí otro ron). Para trabajar allí tienen que pagar el “derecho de pernocta”. Sesenta euros al día por dormir y comer (se pidió otra copa). Las perversiones de los clientes no tienen fin. Seguro que se inventó algo. Pero consiguió lo que quería: ponerme morcillón. “Si quieres, subimos y nos ponemos cómodos, no?” - “Sinceramente, yo lo que quiero es fumarme un porro. Tú fumas?” - “Cuando trabajo, mejor no” (esas respuestas las da un fontanero. En su boca, sonaba casi a chiste)- “Y no podemos salir un momento a fumarnos uno?” - “Guapo... vamos arriba y te fumas lo que quieras”. Y allá que subimos.
“... Los espanioles prefieren a las extranjeras...” yo me liaba uno bien cargado y me senté cerca de la ventana. Lucía ya sabía que no quería follar, si me quité la ropa fue para que no me oliese a perfume de puta, no estaba mal ese juego del ser escritor y preguntar, aunque ella también estuviese desnuda en la cama. Y vaya si lo cargué. No sé si sería la situación, el humo o todo junto, pero lo que disparó las sensaciones fue la escena de ella acercándose, poniéndose de rodillas y decir sin tapujos “Tú fuma tranquilo, que yo te la chupo”.
Sólo por esa frase escribo ésto.
Y después seguimos charlando de lo mismo. “... Esta casa está muy bien. Tenemos doctores, seguridad y hasta un abogado...” cuando lo acabé había pasado casi una hora, pero me cobró como si fuese media. “Si quieres, espérame a que salga y me invitas a uno” - “A qué hora sales?” - “A las seis” - “Venga. A las seis te espero en la puerta y nos lo fumamos”. Tan hijoputa como siempre.
Me tomé un refresquito y un vaso de agua y, en el aparcamiento, me hice otro para celebrar que sería divertido todo aquello. Me refiero a la historieta esa de ser escritor, de recoger información para un libro, información sobre el modus vivendi de las putas y todo eso. No sé, te tratan como si fueras un estudiante, te dan información y se sienten importantes y condescendientes. Si haces lo mismo con un arquitecto, al final te regala un trozo de maqueta o una chapita; Lucía me regaló media hora detrás de una ventana, encendiendo de nuevo la colilla, sería una jefa genial.
Terminé el pitillo del aparcamiento pensando que no le había puesto los cuernos a mi novia. Sí, había estado en un puticlub, pero no había follado. Es como si... un colega te chupa el codo un ratito. Bueno, es un ejemplo horrible, pero tú me entiendes, no?. En fin, que cien kilómetros me esperaban de camino a casa... y en el camino, se me bajó la tensión.
Tuve que parar en la cuneta y echarme una horita y en fin, el resto ya lo sabes.
Conclusiones no las saco, para qué?. Cada uno juega con sus herramientas de mayores, chucherías de mayores y tonterías de mayores, y cada uno lo soluciona a su manera, no era así?, pues eso. Cuando es Lunes, es Lunes para todos, los unos con sus uniformes y los otros con sus becerros. Y a callarse la boquita, y a esconder caramelos en el fondo del cajón, y esperar otro viajecito, aunque no sea a Huenca pero en fin, entre pitos y flautas se pasan los días y aquí está el tío. Sobreviviendo a las peores tempestades trapicheando por debajo de la mesa. Sólo hay una manera de mantener un secreto: gritarlo. No digas que no soy honesto. No?.


Freitag, 4. Mai 2012

1 Comment:

alabama said...

A veces me dejas sin aliento, otras tantas sin palabras…
¿Me firmarás un ejemplar de tu nuevo libro?
(Un buen recuerdo…)

 
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