… Y claro, tú lo notas, lo sientes, lo hueles, pero no puedes decir nada, tienes que mantener en secreto lo que piensas por eso, porque son pensamientos y esas cosas sólo se dicen cuando te emborrachas.
La cosa es que, cómo te lo puedo explicar? Imagínate que tienes la inmensa suerte de conocer a la reina del porno cuando ni ella se lo imagina. Imagínate que tiene diecisiete, que os encontráis todos los días y que os caéis bien. Imagínate que puedes soportar sus escotes, sus minifaldas y sus sonrisas, sus preguntas insulsas, imagínate que se ríe de cada chiste que cuentas.
Vino vestida de diablesa. Me refiero a la fiesta de carnaval. Botas de cuero rojas. Minifalda y corsé de cuero negro, tridente de plástico. Cómo podía caber en ese vestidito?. Casi dos metros de tía, espalda de nadadora, piernas de tanguista y voz de cantante de jazz. No sigo porque sería un escándalo. Yo no la ví entrar, fue en el balcón, alguien desde atrás me pidió papel de fumar y deberías habernos visto las caras cuando nos reconocimos. Se tuvo que hacer el porro delante de mí y después yo me hice otro. Cuatro grados bajo cero, humo y vodka con naranja. “Ven a la cocina, he hecho chupitos de gelatina”. Ni idea de lo que llevaban -”tú no preguntes, sólo cómetelos”- estaba delicioso. Fresas envenenadas, o algo parecido. Dios, cómo bebía. Tres rondas de tequila le vi. “Ven a bailar” me gritó al oído cuando sonó un rock que no conocía. Y cómo bailaba. La cara de Thomas preguntándome “Quién carajo es esta tía?”. El gesto de Jenny diciendo “Baila, baila”, y vaya si bailé. Como un poseso.
Voy al balcón, le dije entre dos canciones, “voy contigo”. Llegó bebiendo de una botella de champán y seguía bailando. De qué hablamos? De drogas? De sus medias? Del frío?, ni idea, la cosa es que, mientras fumaba, “Sabes qué es un fanti?” - “un fanti?” - “Sí, le doy una calada y te la paso, mira...”. La primera vez casi funcionó. La segunda también. A la tercera nos estábamos comiendo las bocas como animales.
Termínatelo, le dije. Ofusca los ojos de champán, tequila y fresas “Te da corte que te vean conmigo?” - “Claro. Sabes que si me ven contigo podrían meterme en la cárcel?. Jovencita, con tu edad, ésto es un delito”. Se me acerca al oído y me susurra “Jovencita?, te apuesto lo que quieras a que la chupo mejor que tus amigas”. Más besos. Acércate más todavía. Ahí afuera hacían cuatro grados bajo cero, cerca de nosotros era primavera pero yo tenía todo el verano incrustado en los huesos. Y a ella parecía que también se le derretía el invierno. Estábamos planeando un oasis cuando volvió a sonar la canción de rock. “Ven adentro”. Agarró la botella de champán y la seguí.
Entramos bailando a saltos pero pasamos del salón hacia el pasillo. Qué habitación era? Ni idea. Seguimos bailando histéricamente hasta que acabó. Apaga la luz, le dije. “Y eso?”. No quiero saber que eres tú. Sonrió con media boca y la apagó.
...
“Sal tú primero” oigo su voz cansada en la oscuridad, te espero en el balcón. Allí fui. Todos seguían saltando, sudando y cantando. Yo también lo hice. Me serví una copa y salí. Casi lo termino cuando llega impecable. “Creí que te habías ido. Mis amigos van a un bar, vienes?” me quita la copa. Vale, tengo que reunir a los míos y decírselo. Abrazos estrechos de licor, humo y besos. “No te pierdas... que llamo a la policía”. Casi dos metros de tía, espalda de nadadora, piernas de tanguista y voz de cantante de jazz. Un escándalo.
Imagínate que tiene diecisiete, que os encontráis todos los días y que os caéis bien. Lo de diecisiete es lo de menos. Ésa sabe más de lo que yo puedo saber en tres vidas. Yo soy un pamplinas que sonríe, hace chistes y apaga la luz para no saber con quién. No fui al bar. Qué iba a hacer allí?. Me quedé en la fiesta, con una canción de rock que se llama Lisa, que me arde en el pecho y que puedes ir a la cárcel si no te andas con ojo. Estuve gritando el resto de la noche. Bebí como un cosaco y bailé como un oso. Imagínate. A las cinco de la maniana, vomitando en la nieve. Mientras los demás se preocupaban por mí, yo sonreía como podía y repetía “Soy un héroe... soy un héroe, pero que no se entere nadie”. Hay cosas que ni borracho.
Ni borracho.
1 Comment:
Cuerpo lánguido, piel seca y rugosa. Aquella noche no supe cabalmente con quién estaba entre las sábanas ¿Cómo se apareará? Lo peor fue cuando se desprendió de su cola.
Es cierto, hay cosas que es mejor no contar. Yo no llegué a ser una heroína, solo la tonta que se acostó con una lagartija.
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