... Sí que hace tiempo. Bueno, ya sabes, uno nunca para. No sé cómo me lo monto, que casi siempre lo logro. Me refiero a estar en cuatro sitios a la vez. Y, sin darme cuenta, cae Diciembre. Y de qué manera.
Quedó en tablas. Por llamarlo de alguna manera. Tanto humo y tanta cafeína no es bueno. Ya sabes. Y a mí sólo se me ocurre pedir cosas que no tienen. Sabes? una noche, en un bar, le pedí a la camarera si tenía a Billie Holiday. Me contestó que tenía un recopilatorio. No me entendió, yo quería a Billie Holiday, pero a Billie Holiday, no una copla precongelada que me ponga debajo del bigote. Algo parecido. Nicotina a las doce. Cafeína a las seis y media. Levantando la cabeza, como los perros en la puerta, empecé a ladrar ladridos verdes y azules. Estaba detrás de la puerta, supuse. Eran las once y algo y ya no me acuerdo de lo que estaba recordando.
El talento sólo sirve para meterse en líos. "Tienes a Billie Holiday?". Supongo que echar de menos es una necesidad del cerebro. Canta paharito, me dijo, que si me cantas bien te doy un caramelo. Desgranándome los órganos a las tantas, azucarándome la bilis por no reventar, abrazando aire por alguna absurda manía. Ladridos verdes y azules. Canta paharito. Yo levantaba los brazos así... y rompía el tacón de las botas en tres patadas. Dime, gitana, quién te baila mejor que yo? quién tiene el pecho más grande? Sonaban pasodobles, el tendido pedía otra oreja y el azahar cruzaba las avenidas de costa a costa. Canta paharito, y levanté Roma. Café y humo. Qué quieres que te diga. Después le pregunté si tenía a Billie Holiday. Y, en vez de contestar, canta paharito, repetía con otra voz.
Más tarde vino lo de la fiesta de disfraces, cuando pensaron que mi disfraz era de persona normal. Más tarde llegó el frío en crudo y se me congelaron las ganas. Me retorcí el pecho y gotearon besos sin dar. Y detrás de la estufa tampoco estaba la primavera porque cómo va a estar la primavera detrás de la estufa?. Uno se calienta las tripas en el microondas aunque le den ardores. En fin. Moralejas que no llevan a ningún sitio. Y para qué te voy a molestar para no decirte nada. Pues eso. Diciembre. Bailes de a peseta. Cafeína. Talento para meterse en líos. Novato profesional. Las cuatro y media.
Coda: Y camino a casa, el viento susurraba "canta paharito". Me subí el cuello del abrigo.
Aposiópesis ("canta paharito")
Publicado por Búfalo um 16:39
Etiquetas: Abenyusuf, Crónicas, Literaturas
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