- Sigo pensando que tienes que hacerte un blog.
- ... Está bien. Mira, me voy a hacer un blog sólo porque me lo has dicho tú. Pero no esperes nada gordo. Si me hago una cosa de esas escribiré lo que me salga de los cojones, y a la mierda el respetable.
- Claro. Mejor eso que desaparezcas del todo.
(Fragmento de la conversación que tuvimos)
Cuando volví al salón sólo había botellas rotas y vino en el suelo.
Botellas y vino en el suelo. Botellas y vino en el suelo.
Despertando de la cuarentena, las jaulas de cuando quedaban ramas que quién las quiere. Las jaulas.
Entonaba canciones, entonaba la canción del Joyce que se ahogaba, del Milton, de la tabla del tres, a palos con las biblias de los Steinbecks y los Derridas, entonaba, el muy caníbal, canciones a palos de cuando las costillas tenían comida.
Claro que sí, claro que estabas allí. Te bebiste mis mismas copas y fumamos del mismo jachís.
Arrodillando el hombro como buenos centauros.
Qué terribles eran las venas!
Qué dura era la sangre!
De las esquinas del jarrón surtían como claveles
los viajes clandestinos de ya sabes dónde.
Y después, telegramas que cosan los costados de los pezpuntes al abrigo del frío.
no, Juan, no saben escribir la palabra "olivo". Nadie sabe escribir la palabra "olivo",
ahora, mírame a los brazos y dime si te miento cuando te digo
Que he visto a Brecht, a Artaud y a Wittgenstein y dicen que ya vienen de camino,
habrá que volver a la tauromaquia como filosofía y a la ciencia como fe,
y a pintar con los dedos todos los torsos que quepan en las manos,
helados de fresa y cintas del pelo,
mil millones setecientos ochenta mil quinientos noventa y siete,
qué bonito será todo pasado maniana!
yo voy a estar ahí para verlo, te apuntas?
2 Comments:
Búfalo,
Las aguas corren llevándose por delante las rosas de Rilke,
y en mi nuca el vino de tu comedia
suena a selva donde el viajero se perdía.
Las estrellas de la sinceridad indican nuevas sendas: la clandestinidad, o ser mercenarios,
y yo ya me apunto en la lista de reclutas de mi patria,
para amar por mi patria, y morir como un torero. Me verás traidor a la revolución, cuando me inscriba en el ejército de voluntarios.
Esta misma noche.
Despídeme a mis ciudades europeas, si caigo mañana.
El aceite de oliva brillará en mi frente, teñida de rojo.
A ver ustedes,
que entre que escribís torcido y yo pierdo los diccionarios, no quiero saber lo que estoy entendiendo...
Ahora no vengáis con jodiendas. Ni uno ni otro. Si me equivoco, perdonadme, una que se siente implicada incluso cuando no lo está.
Espero que ninguno de los dos deje de publicar. Por primera vez he hablado de vosotros.
Se llamaba Juan y era poeta. Va a ser padre. Si lo hice bien el monedismo le tiene que resonar en el lóbulo derecho. Si lo hice mal, sólo tengo que mandarle el enlace.
Así que eso.
Insisto, si me he equivocado de acepción basta con obviar el comentario.
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