Llegó a la clase. Nos sentamos como los alumnos, pensábamos que no podía ser, era demasiado jóven. Apoyó la cintura en el filo de la mesa al modo de Praxiteles y, dejando caer el meñique mientras se rizaba los rizos, soltó "soy Lisa, vuestra profesora de Psicología". Lo que dijo después ya no importaba.
Cuánto fue?, diez segundos?, cinco?, dos?, ni idea, la cosa es que durante ese tiempo me pasaron un millón de cosas por la cabeza. Secuencias sacadas de una película que no había visto. Imágenes que colisionaban precipitadas una contra otra. Gestos, charlas, paseos, posturas, incluso discusiones, todo un atasco de fotogramas que salían sencillamente del dedo meñique que estaba colgando de los rizos. Dije Praxiteles pero quería decir Billie Holiday. O algo parecido.
De Psicología. Eso significaba "en absoluto". Imagínate que tienes suerte, te pilla a tí, te escruta mientras meneas el café, saca mil quinientas conclusiones y en todas tiene la razón. Imagínate que te conoce mejor que tú a tí mismo.
Bajé la cabeza y seguí cogiendo apuntes como todos los demás. Como los alumnos. Uno más. Recuerdo una frase de un escritor que decía más o menos "es cierto, cinco segundos no bastan para enamorarse, pero cinco segundos son suficientes para tener la fantasía más completa del amor". Pues algo así. Más o menos.
Camino a casa me acordé de la profesora que tuve en el Instituto, la de Griego. Y la de Literatura. Uf, y la de Alemán. En fin. Que me di unas palmaditas en el hombro y me dije "anda, que ya te vale".
Otra vez
Publicado por Búfalo um 21:52
Etiquetas: Cartas, Literaturas
1 Comment:
Hola Búfalo,
Es como un romance entre filología y psicología, madre mía. Pero toda la lindeza de los pasos de vuelta con tales imágenes asaltando los últimos resquicios del corazón, pero todavía suspicaz.
Así, con mi profesora de Historia, que lamentó su amor en público, en clase, a su forma de entender la vida. Y fue alucinante.
De alguna manera.
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