La última vez que te vi en la estación saliste corriendo.
Vi tu gorro perderse en las colas del tren
y te llamé cinco veces por teléfono.
Debe estar roto. Siempre se cortaba.

En casa no había gatos y por la ventana
se colaban los dedos de un invierno prematuro.
Fumando como si fuera una candela para calentar mi cuarto,
no debí hacerlo bien, tuve que dormir con el abrigo.

No sacaba tu canción de la cabeza.
Recordé que estuvimos bailando frente al espejo
y que salió el sol y que nos fuimos de paseo
y después hicimos una pizza preparada.

Ya los árboles se han quedado sin hojas,
me abrigo el pecho y duermo con dos mantas.
No sé qué carajo le pasará a este corazón
que se me queda helado sin enterarme,

ni sé porqué pienso en el olor de tu cuarto.
He acabado otro paquete de tabaco sólo pensando en tus ojos,
no sé qué carajo le pasará a este corazón
que se me han quedado los ojos de oso de peluche

desde que vi perderse a tu gorro en las colas del tren.

Dienstag, 4. November 2008

1 Comment:

Quacking-pingüino absort-minded visions said...

Me encanta encontrarme con poemas de su Excelencia por la mañana.

(...)

Si sustituyeramos "encontrarme con poemas de su Excelencia" por "el olor del napalm"...

(...)

Haz surf en la guerra y puenting en el romance.

(...)

Skaters cabreados por no caber su deporte en elevación sentimental...

Rompen papeleras por impotencia...

En lugar de hacer que quepa...

Dejé el monopatín con quince años.

(...)

(...)
(...)

 
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