Malditos sean todos los días que como éste pasen. Menuda manía, la de romperme las tripas contra los muros, las caras, de los vecinos de enfrente. "No pasa nada" - las sabias palabras de cualquier fulanita de tal que te unta de filosofía rancia los días encallados en la esquina de mi transeúnte. "No pasa nada" - qué sabrá la gente? la gente nunca sabe nada, no se enteran y ni siquiera lo merecen, las Caperucitas de segunda división, las ratas que saltaron del barco, la sota de bastos y la reina de picas a coro repitiendo la metadona de completar la frase de "la vida es...", todos saben la Realidad menos yo. Seré tonto. Se beben mi vino y se fuman mi tabaco, yo sólo reparto trozos de carne cruda - seré mezquino - y tengo derecho a mandarlo todo al carajo cuando es mi jurisprudencia. Al cabo, la piadosa prójima con alma de redentora me pretende vender su paraguas de flores argumentando que el mundo es rosa y violeta y suenan violines por las esquinas y hay sonrisas de domingo y quién quiere violines en días de fiesta cuando está cayendo la que cae.
Camino a casa se siembra la calle de princesas con espíritu de viernes. Despreocupadamente falsean qué cosa tendrán que falsear, para parecer tan falso se deben esconder miles de cosas. Da igual lo que les diga, sonará a escupitajo porque ya no me lo quito ni con agua hirviendo, ya no sé disimular, ya no me sale, ya ni me importa, menuda moraleja, la legión de prójimos vendiendo remedios infalibles, tiranos, jauría de vegetarianos, dogmáticos, intentando reflotar la bandera que no se creen ni ellos, qué quieres, que me ría?, pues hoy tampoco.
Maniana se me pasará. Eso es así siempre. Hoy muerdo. Tendré que salir, a ver si con suerte me parten la cara. Este instinto me va a matar.
Arcadas III
Publicado por Búfalo um 20:52
Etiquetas: Abenyusuf, Crónicas, Telegramas
2 Comments:
Reacciono con un robo, a Luis Cernuda:
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.
Un abrazo muy fuerte.
A veces no sé para qué te molestas. El mundo seguirá siendo una mierda según te empeñes en mirarlo.
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