Retales

No eran las tuberías. Eran mis tripas.
Qué Navidades eran?. Había un balcón en el cuarto piso, una televisión en el suelo y una cocina estrecha. Andy Warhol, Góngora y Hawking. Mi cuarto tenía una manta preciosa y una ventana por la que me dejaba escapar con cuidado todas las noches. Los sofás eran baratos, nos los encontramos en otro portal, pintábamos nuestros cuadros y los cafés tenían aroma de naranja y sol en la cara.

Me bailas en el pecho con la punta de los pies
y en la cocina y en el salón me bailas el pecho
casi como si pasaras los visillos las ventanas
te podría respirar

Escondido como los gatos, alféizares. Las luces de la ciudad eran fascinantes y mi ventana daba a todos sitios. Leyendo ventanas hasta las tres. La niebla de la maniana, qué Navidades eran?, arreglamos una guitarra y no sonaba mal. Embarcado por los balcones y el ruido de las avenidas y las noches, sobre todo las noches.

Y de noche que no haya calma
si quedan dedos para dibujar
estos fantasmas en tu espalda

Fantasmas en tu espalda, en las paredes se proyectaba la sombra de todos. Todos tenían sus nombres, todos tenían sus historias, todos eran reales. Nada de esto es literatura. Yo estaba allí. La alfombra era azul y el agua caliente de la ducha sólo funcionaba los cinco primeros minutos. Era Navidad y era exquisito poder estar solo en aquel palacio.

No podía irme sin ella
confeccioné un patrón
la corté cuidadosamente
cupo en una maleta

Yo tenía el espíritu de un taxi, de una alfombra voladora, de un solarium de medianoche frente a la playa, con sus copas, su incienso y su salitre en el aire. Tenía colchones en la voz y abanicos en las manos y tenía el mejor secreto: los bolsillos completamente vacíos. Así podía ir al fin del mundo. Y en el fin del mundo estuve un par de veces. Tengo fotos, si quieres te las ensenio.
Yo dormía todas las noches y todas las noches sabía que me arrepentiría de haber dormido. No es así. Sigo teniendo los mismos vicios. Y si escuchas por mi ventana vas a oir... el maravilloso sonido de los colores de todas las avenidas, qué aroma!. Siempre me pillo desprevenido. Alegría. Brindad por mí sin demora.

Donnerstag, 7. Mai 2009

1 Comment:

Unknown said...

España no se merece la vergüenza de tener a su mejor escritor exiliado de prfesor en Alemania.

¡Qué vergüenza nacional!
Volverás a hombros, y tus retales serán rosas.

Hoy te cito en mi blog.

 
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