Había salido de la Facultad y me pasé por el piso. Vivían allí Carolina, Macarena y Cristina. Hablábamos de poesía. Café y cigarrillos. No sé como salió, pero le dije a Carolina
- ... Oh!, eso es como "er Silvio". Madre mía, qué barbaridad de genio!, a tí te gusta "er Silvio"?
Ella, endulzando la cara y el tono de voz contesta
- Claro!, y me encanta. La sensibilidad que tiene... me sorprende que te guste.
- Te sorprende? hombre, por Dios, es el espíritu del Rockandroll... y lo de sensible?, a qué te refieres?
- A Silvio... Silvio Rodriguez, no?
Se me cayó el techo encima.
- No, coño! "er Silvio", Silvio y Sacramento, Silvio y Luzbel, Silvio y Barra Libre... "er Silvio"!
Sólo había uno. Sólo hay uno.
El único rockero y ríete de Elvis, la alquimia física del "rockmanticismo", el único que dejaba las versiones originales en mantilla (nunca mejor dicho), un huracán más grande que el propio rockandroll, "capillita", sevillista, borrachuzo, genio y más... y podría desgranarme en piropos, en describir la gloria, el ímpetu, el corazón, podría gastar palabras y repetir clichés, pero mira, o te bajas algún disco o te mueres sin saborear comida para el alma, a éstas alturas, los que lo conocen sonríen media boca y dentro de cinco minutos van a estar escuchando algo de Silvio, pero no de Silvio, de "er Silvio", que es otra cosa. "Er Silvio". Allí sí que fue cuando el rock murió.
y yo siento además
que tengo barra libre"
PD: La de "el pudridero" (Silvio y Luzbel, Al Este del Edén) me la dedico siempre que la escucho.
1 Comment:
No soy un experto en él. Pero me da la impresión de que Silvio era más genial que la música que hacía, es como si el personaje sobrepasara al batería que tan bien cantaba el rock and roll de los cincuenta.
Y lo más seguro que fuera su descaro el que inventó el rock flamenco, que tantos otros se atribuyeron mucho después.
Saludos.
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