Arcadas I

Las cosas dulces que me imagino y que nunca me dices, las cervezas que te pagué y que no me debes, los secretos que no me importan demasiado, las medicinas que me dejé en tu mesita de noche, menudo lío, una pandilla de Bautistas publicitando el próximo tren hacia la salvación, es cómodo, por una cantidad de dinero te embalsaman con monsergas y eres automáticamente feliz, chapó, sálvame el estómago que yo me encargo del resto, Dios es el mejor patrocinador, pones un pececito en tu coche y no la doblas por los restos.
El otro, loco por una enfermera que le cure las heridas a base de látex; la otra, loca por un Guardia Civil, que le emburque y le limpie el poso amarillento de las sábanas; otro dice que se ha enamorado, que se ha convertido en un semi-héroe floreado y apuesto, alegre, decadente y totalmente enmorfinado, Dalila me llama, me encantan tus rizos, me dice, quiero dormir contigo y hacerte trenzas cerca del fuego, me dice, cualquiera se fía de una samaritana así, mientras tanto sale de la carnicería el Rey Salomón, anuncia ofertas en carne fresca, ayer hubo juicio, podemos sacar tajada.
Por la acera de enfrente pasa el de la funeraria, se frota las manos pensando en la bolsa, le dieron un premio al mejor emprendedor, la figurita era un payaso de MacDonals y lo tiene en la oficina, junto a un diploma de economía y la foto de un presidente de algo, menudo pájaro, buitre, para ser más exactos, la gloria, se nubla el cielo, rompe a llover y nunca llevo paraguas, vaya vaya.

Mittwoch, 25. Februar 2009

1 Comment:

Quacking-pingüino absort-minded visions said...

(sigue) Y descubro para mi sorpresa que mi exhibición de paquete apretado me ha salido mal (y ahora entiendo las risas de esas colegialas): me he dejado la bragueta abierta y se ven perfectamente las florecitas estampadas de mis calzoncillos pero... ¿quién viene por allí? ¡Es nada menos que el tipo con gafas que se empeñaba en hacer beber tónica hasta a los monos en los 80!

-¿Cómo te va, tío, qué puedes decirme de nuestro futuro?
-Malos tiempos para el suicidio imaginativo...
- Ah, ya...

(y la mala suerte, ¿dónde se esconde la maldita...?)

 
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